Un buen día
Aunque parezca mentira, hoy en el cementerio me he dado cuenta de varias cosas que me han alegrado el día y me hacen ver el futuro con algo más de esperanza y esas cosas que suelo poner siempre:
La primera de todas es haberme dado cuenta de que mi padre esta tan en contra de estas tradiciones como yo, joder a los muertos se les recuerda y se les visita cuando te de la gana pero no todos como borreguicos ¡ala!, y al darme cuenta de eso me hace pensar que mi gran odisea de empezar a romper normas igual tiene un apoyo en la familia que me anima y no me intenta retener en casa (aunque se que cuando tome la decisión todos estarán detras ayudándome).
La segunda es darme cuenta de que si pasas un poco de todo puedes encontrar cosas curiosas, es divertido pasear (turisticamente hablando) por los cementerios, encuentras auténticas obras de arte, como la tumba de Camón Aznar (gran mecénas aragonés del arte), que tiene una piedad al más puro estilo Pablo Gargallo la mar de bonita.
Y la última, darme cuenta de que en Zaragoza no está mi sitio, que tengo que volar, y acompañado de la conversación telefónica de ayer y el ver que tú estas como siempre, embutida en tus problemas que te niegas a sacar y no enfadada. Eso me alegró mucho la vida, igual me vuelvo a hacer ilusiones, pero tengo que reconocer que oir que tú también tienes que huir y ver que Granada no es tan caro... da que pensar muchas cosas.
Bueno, hasta que se vea que pasa, a aguantar esta felicidad que ha aparecido en un sitio en el que se suele llorar... paradojas de la vida.
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